«La gente se tiene que concienciar»
Una muchacha comenta, casi por casualidad, un pequeño incidente (digo «pequeño incidente» porque no he encontrado nada en la prensa sobre ello: se ve que en Sevilla esto debe considerarse normal) que le ocurrió a un familiar suyo:
Pues no se que decirte. Ayer atropellaron a mi tio cuando cruzaba con su bici por el carril. Tres vertebras rotas, el hueso coxi y el cuello jodido y suerte que vive para contarlo. El tio iba lanzao. Tiene que pasar muchisimo tiempo para que la gente se concience del todo.
Como se trata del comentario de una víctima inocente, sería de mal gusto ser innecesariamente mordaz. Pero es ineludible observar hasta qué punto las propias víctimas de la impostura carrilbicista han asimilado como propio el discurso embustero del fraude que las está matando.
«La gente se tiene que concienciar.» La gente podría concienciarse de las bicicletas, sin más, y los ciclistas podrían circular decentemente por la calzada para facilitar la «concienciación» y la naturalidad, pero no: a lo que «tiene que concienciarse», según la mitología fraudulenta del carrilbicismo, es al carril-bici metido con forceps en la calle.
Porque «el lugar de la bicicleta», como todos sabemos, es el carril-bici. Y si en el proceso de «concienciación» de eso una cuanta gente tiene que partirse unas cuantas vértebras, pues oyes, qué mala suerte: todo sea por la parodia de «sostenibilidad» que el carrilbicismo promueve.
En fin…
Txarli
Carril-bici NO
Queremos el mundo real.
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