Gasteizko Patetikoak.
Ya sabemos que Vitoria-Gasteiz ha sido una de las ciudades pioneras en la cultura carrilbicista-cicleatona celtibérica: Vitoria es un lugar extraño, donde pibes que acaban de hacerse la Quebrantahuesos o la Transpirenaica en bicicleta, que levantan a pulso piedras de 5.000.000 kg o que parten a hachazos en minutos troncos de medio metro de diámetro, cuando acaban con sus machadas y cogen la bici para volver a casa con la satisfacción del deber cumplido, lo hacen circulando por las aceras. Con dos cojonoak.
Gasteizko Bizikleteroak parece ser el grupo ciclista dominante en Vitoria. En su página web denuncian problemas tan apasionantes como la ausencia de semáforos en los carriles-bici (preocupación que comparten con los chicarrones de Pedalea: es que los carril-chicos son asín, realmente).
El caso es que los carril-tronchatroncos-transpirenaicos de Vitoria tienen una cuenta en Twitter, y en ella publicaron hace unas horas este tuit quejumbroso:
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La foto con el carril-bici que tanto les apena es esta:
Oiga usté: es que sin continuidad ni señalización esta calle es un infienno para los ciclistas. |
Una búsqueda rápida en Google indica que el horripilante punto donde tan angustiosa necesidad de «continuidad y señalizadión» hay es éste:
Vamos: que lo que tenemos aquí es una calle sin tráfico y en la que si hubiese tráfico sería totalmente de barrio. Es una calle de calidad 10 en cualquier escala que se mire, pero para estos carril-chicarrones eso no es suficiente: ahí hace falta un carril-bici, y tiene que estar señalizado y tener «continuidad».
Vamos: que esos chicos están completamente descerebrados por sobredosis de carrlbicoína.
Hasta aquí la primera parte: todo normal, tratándose de carrilbicistas, claro. Me permitirle mandarles un par de tuits, bastante precisos y no particularmente agresivos, diría yo:
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¿Su respuesta? Perfectamente descerebrado-carrilbicista (valga la redundancia) en fondo y forma:
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Lo mejor es que los chicarrones de «la Coordinadora» vienen en su ayuda inmediatamente:
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Así que lo que tenemos aquí es, para empezar, una pandilla de mendrugos llorones y empeñados en mirarse el carril-ombligo, que protestan por una gilipollez en medio de una calle absolutamente perfecta. A continuación, resulta que cuando les chistas un poquito demuestran que creen que no necesitan argumentar nada: basta con decir una chorrada y ya está: es exactamente el clima intelectual en el que se ha criado toda la generación carrilbicista que padecemos: no creen que necesiten explicar porqué dicen las sandeces que dicen. Y, finalmente, tenemos a La Institución Carrilbicista Celtibérica que, hilarantemente, me está siguiendo en Twitter pero les dice a ellos que me ignoren. Porque ya sabemos de qué van los de la Institución Carrilbicista Celtibérica, ¿no? Y si no lo supiésemos, ya se ocupan ellos de dejarlo claro a la menor oportunidad.
Es decir: tenemos unos carril-pajilleros con sentimientos de prepotencia y apoyados por toda una infraestructura de tonos eclesiales. ¿No es fantásitico cómo toda la sociología y psicología del carrilbicismo celtibérico puede quedar tan fascinantemente clara en apenas un par de tuits?
Txarli
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Parecen encajar perfectamente con los otros carril-zopencos que ya han ido apareciendo. Cómo está el patio. |
Cicleatones provocando accidentes… de otros.
Esta interesante discusión sobre las implicaciones legales de un ciclista atropellando «hipotéticamente» a un peatón en la acera empieza en plan teórico…
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Continúa con algunos testimonios de lo que todos sabemos que está pasando…
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Y acaba con una consulta hilarante: un cenútrido que provoca un accidente del cual él no es víctima:
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Esto es ya carrilbicismo-cicleatonismo nivel Mr Bean: van por la calle provocando que se oxtien los demás. Y ellos tan felices.
Txarli
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Y no es por falta de evidencia de que los pasos de cebra son ratoneras para los cicletatones… |
Otra forma de usar la bici.
A veces es sencillamente la mejor, ¿no?
Txarli
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Saber cuando no ir en bici es también una forma de educación. |
Con bordillos más suaves, podemos ir en dirección prohibida más fácilmente.
La noticia está aquí, pero la foto lo dice todo.
Txarli
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Este carril-bici ya tiene solera… pero en fin: Pucela está en las zarpas de los mendas de ASCIVA: Asamblea Carrilbicista de Valladolid. Con un efecto en la psicopatía carrilbicista de su ciudad comparable al de Pedalea en Zaragoza. Vaya panda de zopencos. |
¡Ciclista atropellado! ¡El original!
La serie sobre «accidentes carrilbicistas«, que ahora se acerca rauda a los 150 casos catalogados, la comencé por puro hastío cuando unos idiotas me calificaron de «buitre repugnante y carroñero» en la lista de CiudadCiclista porque tuve el atrevimiento de sacar a colación un accidente (creo recordar que de una niña) completamente evitable y ocurrido en un carril-bici. Yo llevaba ya algún tiempo prestando cierta atención al tema de los accidentes en carril-bici (porque, una vez establecido fuera de duda que las vias segregadas aumentan el riesgo, la conclusión inevitable era que se tenía que estar produciendo una tipología entera, que aparentemente estaba pasando desapercibida, de accidentes específicos de los carriles-bici), pero si algo quedó claro en el episodio del «repugnante buitre carroñero» (un servidor) es que nos encontramos no sólo ante un esfuerzo colectivo por ignorar ese tipo de accidentes, sino directamente ante una estrategia colectiva dirigida activamente a ocultar o difuminar los accidentes que se están produciendo.
Sí, lo he dicho bien: la tribu carrilbicista está haciendo esfuerzos activos por ocultar el aumento del peligro en los carriles-bici y, específicamente, por ocultar o hacer luz de gas sobre los accidentes concretos que están ocurriendo (excepto, claro, que puedan utilizarlos para pedir más carriles-bici, que desde luego lo han intentado).
Así que la conclusión inmediata es que se hacía urgente poner luz y taquígrafos sobre la situación de seguridad, y documentar y seguir en lo posible cada accidente concreto: en eso y nada más consiste la serie «accidentes carrilbicistas»; y lo que hemos descubierto desde que empezó es mucho más espantoso que las peores expectativas que yo tenía cuando empecé: lo que hemos descubierto es que, a pesar de que los carriles-bici son una parte ínfima de la red de calles, se está produciendo un auténtico festival de oxtiones con heridos de diversa consideración (e incluso, sí, con resultado de muertes), de accidentes, de incidentes, de «casi»-accidentes, de sustos, de conflictos y de encabronamientos en los carriles-bici, de los cuales sólo una pequeña parte, la punta del carril-iceberg, conseguimos detectar, y una parte mucho menor queda reflejada adecuadamente en prensa, y que queda en su totalidad oculta en las trucadas estadísticas de la accidentalidad ciclista.
Como decía, antes de empezar a ocuparme de modo sistemático de la lenta carril-masacre que está ocurriendo delante de nuestras narices, ya hubo algunos casos que llamaron mi atención. Sobre uno de ellos (el famoso «ciclista atropellado«) empecé a escribir un artículo en mi antiguo blog que nunca llegue a completar porque, claro, no le estaba prestando la atención debida: en aquellos tiempos ingenuos yo creía que los carrilbicistas eran gente razonable (ja ja ja ja) y que el tema se podía discutir sin sacar a relucir los aspectos gore que tiene.
Hace poco encontré el artículo incompleto, que reproduzco aquí tal como lo dejé, a medio formatear y todo:
*** CICLISTA ATROPELLADO (Versión de 2007) ************************
Un chaval en Madrid ha tenido recientemente sus quince minutos de fama (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15) al crear un blog en el que denuncia cómo un automóvil se lo llevó por delante mientras circulaba tranquilamente con su bicicleta. La cabecera del blog no es que comience precisamente con buen pie, calificando, así por las buenas, a los automovilistas de Madrid como «energúmenos»:
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Pero en fin, no nos despistemos con minucias, porque estábamos hablando de que había tenido un accidente… Él lo describe así:
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Aunque él lo titula «RESUMEN», en realidad, esa es toda la descripción que hace del accidente. A partir de ahí se embarca en la búsqueda de testigos del accidente para apoyar la denuncia a la conductora del automóvil. Bueno, sí, también aporta un mapa, para que quede claro donde fue:
Así que esta es toda la información de que disponemos, y es una pena, porque la descripción que hace puede corresponder a dos accidentes completamente distintos. En los mapas siguientes, la línea verde ecológico representa la trayectoria de nuestro ciclista, y la línea roja peligro representa la posible trayectoria del coche malechor.
Hipótesis 1: Tanto el ciclista como el automovilista circulan por la gran vía. El automovilista le cierra el paso al ciclista.
Hipótesis 2: El automovilista llega por C/ Caballero de Gracia y colisiona con el ciclista.
Se imponía averiguar un poco más, así que le pedí que lo aclarase con un comentario en su blog, al que él contestó muy amablemente:
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Bueno, podría pedirle más aclaraciones (le mandaré una nota para que lea este artículo, por si quiere hacerlas aquí), pero la primera impresión es que nuestro ciclista estaba en el ángulo ciego del automovilista,
*** FIN (Versión de 2007) ****************************************
Hasta aquí, con una frase a medias, llega el borrador de artículo que dejé sin terminar hace nada menos que cuatro años. Si la amable lectora estaba ya interesada en el tema bicis en aquella época recordará sin duda que hubo bastante rasgarse de vestiduras en torno al episodio, y que la tradicional versión victimista-tribal que tanto gusta corear a la carril-pandilla de «pobrecito ciclista está a punto de ser asesinado por malvado automovilista» estuvo campando a sus anchas por todos lados. Lo que no hubo, de ningún modo, es ningún intento serio de analizar el accidente con una mínima racionalidad, para intentar entender, de verdad, honestamente, lo que había sucedido. ¿Para qué? La culpa, ya lo sabemos, es siempre del automovilista.
Ahora podemos completar mejor el análisis. En aquel momento (los más jóvenes van a flipar con esto) no había Street View en Madrid (os lo juro, chicos: hubo una época en la que no había Street View. No es que fuese en blanco y negro, o ni siquiera en daguerrotipo: es que no existía), pero ahora podemos mostrar algo interesante respecto al lugar del accidente:
Ese es el lugar del accidente. Puede verse con claridad el carril-bus por el que bajaba embalado y despreocupado nuestro ciclista-a-punto-de-ser-atropellado. Pero si la amable lectora avanza un poquito en la imagen, puede comprobar algo interesante: lo mismo que puede verse visitando el lugar personalmente:
El carril-bus desaparece.
De modo que lo que ocurrió fue, en resumen, que la conductora, circulando correctamente por el carril derecho a la izquierda del carril-bus, cuando éste se acabó, se desvió a la derecha para continuar ocupando el carril legal más a la dercha. Y en ese momento, un panoli feliz que estaba rodando cuesta abajo, probablemente más deprisa que ella y en su ángulo muerto, se pegó un oxtión contra ella.
De hecho, en el Street View puede verse con toda claridad a un automóvil haciendo exactamente la misma maniobra que dio lugar al accidente.
¿Hizo la automovilista una maniobra ilegal en algún momento? Mi opinión es que no. ¿Tuvo la culpa del accidente? Dado que el ciclista no tenía derecho a estar donde estaba, y dado que es una actuación reconocidamente idiota y suicida el adelantar por la derecha a otros vehículos, yo diría que tampoco. Probablemente la conductora podría haber demandado al ciclista por cualquier daño que su coche hubiese sufrido, y se habría llevado la razón.
Y aún así la buena señora (perdón: la malvada «enlatada») achantó y pagó los daños producidos a la bici al ciclista-que-no-tenda-derecho-a-estar-en-el-sitio-donde-provocó-un-accidente.
En fin, no me voy a entretener más. Acabo mencionando un detalle que se percibe en el texto, y que no habrá escapado a la amable y perspicaz lectora, y es que en aquella época yo estaba mucho menos cabreado que ahora con los carril-gilipollas de Madrid (y de la Celtiberia en general). De hecho, ni siquiera creía que fuesen gilipollas, ni siquiera jilipollas, ni que fueran una masa de inocentes e incautos mantenida en la ignorancia y en una superstición suicida por una tribu endogámica de tintes mafioso-sectarios dirigida por una pandilla de listillos sin vergüenza: creía simplemente que estaban equivocados y que una discusión racional del tema podría las cosas en su sitio en un pispás.
Ya digo: yo era un auténtico ingenuo.
Txarli
CiudadCiclista | Lista de correo | Wiki CC
Una conmovedora muestra de lo ingenuo que era, y de que esperaba resolver el tema en una semanas es el primer artículo que escribí en mi blog. |
Vitoria- Gasteiz: Rosario de accidentes anónimos.
Un artículo en El Correo de Álava, sobre el candente tema ¿Tiene preferencia la bici en un paso de cebra? empieza por mostrar de refilón el desastre que está suponiendo la orgía de «ordenanzas locales de la bicicleta» (¡Aleluya!), gracias a las cuales, lo que puedes hacer con normalidad con tu bici en una ciudad te puede hacer ganarte una multa (o puede simplemente matarte) si lo haces en otra:
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Y a continuación pasa a detallar la realidad a la que nos ha conducido el carril-descerebramiento en el que estamos inmersos (recordemos que Vitoria fue una ciudad pionera en el establecimiento de una «red ciclista (¡aleluya!)»:
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Pues ahí estamos: un chaval contando un carril-accidente que (me permito apostar) no está en ninguna estadística, y si lo está lo estáran utilizando para pedir y poner más carril-mierda. Y seguimos, ya que estamos en ello, con otro testimonio:
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Sigue inmediatamente la constatación, que puede hacer cualquiera con ojos en la cara y neuronas en la cabeza (que no parece ser el caso ni de los carril-activistas ni de los carril-políticos), del espantoso efecto que producen los carriles-bici en la disciplina viaria y el civismo de los usuarios:
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Ahí tenemos a un taxista (esos que son tan malos) diciendo dos y dos son cuatro, los dos y dos son cuatro que la carril-horda se empeña en hacer como que no ve, o en hacer como que tiene solución:
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¿Por qué rayos el periodista pone las comillas en «son muy peligrosos»? LOS CARRILES-BICI SON PELIGROSOS. Y punto. Sin comillas. Los activistas ciclistas de Vitoria pueden continuar mareando la perdiz con consejos beatíficos que ni los chavales ni los adultos van a cumplir…
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Y pueden seguir con exigencias estúpidas y con clichés descerebrados del mismo carrete que llevan gastando desde hace treinta años, intentando militarizar la ciudad «a beneficio» del ciclista y extendiendo las calumnias habituales sobre los automovilistas:
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Y todo ello, ¿por qué? por continuar haciendo el mismo ejercicio que llevan haciendo toda la vida de carril-tortícolis: mirando hacia cualquier lado y diciendo cualquier tontería con tal de no mirar y decir lo único que puede resolver la situación:
La bici es un vehículo, los ciclistas somos conductores, nuestras obligaciones y derechos son los de cualquier conductor, y el lugar donde más seguros estamos es donde los otros conductores esperan encontrar otros vehículos: en la puta calzada.
Exactamente, ¿qué parte de BICIS A LA CALZADA, YA es la que no entendeis, colegas?
Txarli
CiudadCiclista | Lista de correo | Wiki CC
Vitoria, que fue una ciudad pionera en las políticas carril-jurásicas que tan de moda han estado, lleva un currículum de accidentes que ya ya… |
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